domingo, 1 de febrero de 2009

Duros de verdad

Hay personas que, más que hacer humor, te lo escupen a la cara. No es que me guste que me escupan, pero hay algo magnético en su arte: ¿han oído hablar de la atracción del peligro? ¡Pues eso! Las admiro porque son capaces de convertir las verdades más dolorosas en sonrisas. Congeladas, sí, pero sonrisas. Son humoristas "gin-tónic": amargos, pero...
Uno de ellos hace ya tiempo que, desgraciadamente, estiró la pata: Lenny Bruce. En los años sesenta, en un ambiente social dominado por la represión y paranoia, la "justicia" de Estados Unidos trató de cerrar la boca al bueno de Lenny. ¿Por qué? Porque sus monólogos resultaban soeces y ofensivos. Y era cierto, soltaba muchos tacos. Como la mayor parte de sus congéneres. Pero, entre taco y taco, también soltaba verdades como puños. Y ésas, por lo visto, dolían a más de uno... Lenny murió en 1966. Y lo hizo como lo hacían entonces los grandes del espectáculo: de una sobredosis y tirado en un wáter.


Otro de los duros, también finado ya, fue Bill Hicks (¿por qué será que todos los duros la diñan demasiado pronto?). El 26 de febrero de 2009 se cumplirá el 15º aniversario de su muerte. 
En EE.UU hay programados diversos actos de homenaje. Incluso David Letterman emitió una actuación de Hicks en su programa el pasado viernes: una actuación grabada en 1993 y ¡no emitida hasta el 30 de enero de 2009! A veces, Letterman es tan mojigato... 
En España, homenajes, ninguno. ¿Pá qué? No lo conocía casi nadie. Pues, amigos, Bill Hicks fue un gran humorista. Era vitriolo puro. La rabia hecha humor. Y, siguiendo la estela de otros como Bruce, demostró que, a pesar de no estar ya en los sesenta, en Estados Unidos todavía había mucha represión y, sobre todo, paranoia. Él sabía dónde estaban las llagas, metía el dedo y urgaba hasta transformar la risa en miedo. Porque de eso se trataba, tanto en el caso de Lenny Bruce como de Bill Hicks: coger la ridiculez de esta vida y utilizarla como un espejo de las verdades más dolorosas... Y siempre habrá quien diga: "A mí, eso no me hace gracia". Bueno, tal vez esa incomodidad forme parte también del espectáculo. Porque, amigos, si la vida fuera de color de rosa, Bruce y Hicks no hubieran existido... Pero existieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo sólo les conozco de oidas, sobre todo a Lenny.
Anda que no se aprende humor con este blog... Pero una cosa te digo, si se me permite.
Tanto hablar de la gente de fuera, que está muy bien, yo no conocía nada de muchos de ellos, si algo me sonaban pero nada más. Pero con el humor tan bueno que tenemos por aquí... Quizá diferente, pero también muy valido.

Saludos.