martes, 11 de noviembre de 2008

Totó

No recuerdo la primera vez que vi una película de Totó. No es que me avergüence de ello, es que tengo muy mala memoria. Sin embargo, su imagen siempre me ha acompañado como algo entrañable. Totó es como el olor de los bizcochos que hace mi madre, pero en feo. Y tal vez esa fuera su suerte. Parafraseando a Fernando Trueba: "Totó es probablemente el mejor rostro de la historia del cine". Y Trueba tiene mucho ojo izquierdo para estas cosas... Aunque hay que decir que, aparte del rostro (que tenía, y mucho), Totó también tenía algo que cada vez se echa más en falta en este negocio: estilo. Como si no hiciera nada, revestido de inocencia, las iba metiendo dobladas. Sin ir más lejos: en la oración del payaso, rodeado de esperpentos y animales de circo, dice: "Señor, guárdanos de las uñas de nuestras mujeres, que de las de los tigres ya nos guardamos nosotros". ¡Qué tiempos aquellos en los que aún se podía recurrir a Dios!... Si tienen ocasión y pueden revisar sus películas, háganlo. Entenderán por qué en Italia le veneran.

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