martes, 28 de octubre de 2008

Merecen que se les entienda

Cuando alguien me pregunta: "Ese humorista, ¿qué tal es?", siempre valoro el grado de pena que me da que un francés, un australiano o un japonés no puedan entenderlo. ¿Complicado, quizás? Así soy yo... Pero es verdad: piensen en la cantidad de risas que nos perdemos por no poder entender a un gran humorista eslovaco (si es que los hay). Pues igual, al revés: ¿me da pena que un japonés no pueda entender a este o a aquél humorista? Si la respuesta es sí, será que el humorista es bueno. Si la respuesta es no, pues éso...
En ésas estaba yo (se me ha averiado la Play, ¿saben?), preguntándome a mí mismo "¿qué humoristas de aquí merecerían que se les entendiera en Japón?", cuando decidí hacer una lista de nombres ilustres del humorismo español. Pero la perdí. Mi memoria es prodigiosa... A veces. Así que dejé el asunto "renderizándose" en la parte trasera de mi cerebro: "Ya saldrán...". Y esta mañana, mientras miraba las páginas de Economía, me ha venido a las mientes el nombre de una pareja ilustre: Faemino y Cansado. Ellos merecen que se les entienda en Japón. Y en España, también.


domingo, 26 de octubre de 2008

Vivir, al fin y al cabo, es orinar

Tengo un panteón particular de hombres y mujeres ilustres (soy, como los franceses, un romántico asqueroso). De todos los guionistas y directores de cine que hay en ese panteón, Billy Wilder ocupa un lugar especial: al fondo a la derecha. Aviso ya de entrada que no se trata del retrete: ¿para qué querrían un retrete en un panteón de hombres ilustres? Todo el mundo sabe que los hombres y las mujeres ilustres no tienen ese tipo de necesidades. No. Se trata de un lugar umbrío, un poco elevado, desde el que, a través de un ventanuco, se divisa bien el mundo exterior. Allí, Wilder todavía se ríe de mí, de nosotros. Porque Wilder, ser mordaz como pocos, también era profundamente comprensivo con los sentimientos de quienes habitamos ese mundo exterior. Al fin y al cabo, eso es lo que distingue a los buenos de los malos, ¿no? Y Wilder era de los mejores, aunque se emperre en quedarse allí, al fondo a la derecha. O justamente por eso...



Sé que él no estaba especialmente orgulloso de esta película, pero háganse un favor, si tienen un rato, revisiten 'Irma, la dulce'. Tal vez no destaque por ser la que más aforismos de Wilder contiene, pero como historia... ¡Joder, qué bueno era el cabrón!

P.D.: Por cierto, ¿sabían que 'Irma, la dulce' se basaba en un musical francés de 1956 y que la protagonista de la versión de Wilder, Shirley MacLaine, también había cantado el tema central del musical?

viernes, 24 de octubre de 2008

Hombres pequeños



Una de las virtudes del humorista es saber escuchar a quienes le rodean (por eso Rouco Varela nunca será un buen humorista). A raíz de esas escuchas, he ido transcribiendo conversaciones para convertirlas en viñetas protagonizadas por mis llamados "hombres pequeños": son retazos de vida que, con todo el cariño del mundo, he acumulado en libretas y cajones. Gracias a todos los que me hacéis estos regalos.



jueves, 23 de octubre de 2008

La sonrisa poética



Hay muchos y grandes nombres en la poesía humorística: Quevedo ("...hasta por el culo me conocen"), Sagarra, Alberti, Siroco,... Por suerte para mí, conozco personalmente a uno que, cual bote salvavidas, presta sus letras al náufrago para que se agarre a ellas cuando arrecia la tormenta. Se trata de Juan López-Carrillo. Un tipo campechano de ojos pequeños y cuerpo grande que, explorando el mundo desde el fondo de sus lentes, te abraza con una sonrisa en el momento más inesperado. Domina el lenguaje como pocos que yo conozca (personalmente, quiero decir). Su ternura es salvaje y su humor, feliz y amargo, como un gin-tónic. Brinden por él algún día.

PLACIDEZ
Dos íntimos amigos míos,
dentro de muy poco,
marcharán al extranjero:
uno se irá con la familia a Lisboa
a dar clases de literatura
y a escribir futuros libros;
el otro, con plaza en Manchester,
ya prepara las maletas
para reunirse con su familia
y para escribir futuros libros.
Yo me compro una bicicleta estática.

martes, 21 de octubre de 2008

Ya dijo que estaba enfermo...


¿Han oído hablar de Spike Milligan? ¿No? No pasa nada, él tampoco ha oído hablar de ustedes... Murió.
Para que nos entendamos, Spike Milligan era una especie de padre putativo de los Monty Python. Como dijo Antonia San Juan: "¡Eso ya es otra cosa!".
Recientemente, he estado revisando alguno de sus trabajos recopilados por la BBC en un homenaje que le hicieron tras su fallecimiento. El programa lo titularon "Os dije que estaba enfermo...". Toda una declaración de intenciones. Y es que hay humoristas que marcan un antes y un después en la historia del humor. Milligan era uno de ellos. Muchos de sus esquetches parecían inocentes, blancos como la cal de la pared, y sin embargo, brillaban por lo revolucionario de su planteamiento: eran absurdos. Jugaba con el absurdo como sólo supieron hacerlo después sus herederos, los Pythons. Y era así, mediante el absurdo, como Milligan cuestionaba los fundamentos de una sociedad que, por aquél entonces y casi, casi también hoy, era poco menos que carpetovetónica --¡cómo me gusta esa palabra: "carpetovetónico"--. Baste decir que Milligan compartió micrófonos durante su gloriosa etapa en la radio (con "The Goon Show", una auténtica institución en Gran Bretaña) con Peter Sellers, y eso dice mucho tanto de uno como de otro... Estaban como regaderas.

El "bueno" de Ricky

Supongo que el nombre de Ricky Gervais les resultará familiar... ¿No? Háganselo mirar. Gervais es uno de los cómicos más mordaces surgidos en los últimos tiempos de esa factoría llamada Gran Bretaña. Algunos, en nuestro país, pueden pensar, después de ver sus programas "The Office" y "Extras", que tampoco hay para tanto. No se engañen. Al someterlo a doblaje, a Gervais le ocurre lo mismo que a las inversiones de Lehman Brothers, acaban perdiendo mucho.
Sin duda, lo más interesante que nos ofrece el tipo es su sarcasmo, su punto de vista casi malvado sobre la sociedad británica y sobre el mundo en general. A veces, su humor es tan negro que casi ni se ve. Algunos podrían llegar a considerarlo incluso cruel... ¿Cruel? Más o menos como una friega de Vicks Vaporup: pringa, pero despeja. Porque Ricky Gervais es de esa estirpe de cómicos que rasca incluso cuando algo no pica. Le escuchas y acabas planteándote esa pregunta fatal: "¿Es lícito reírse de cualquier cosa?". Claro que, por suerte, él, como Jack el Destripador, no se anda con remilgos. Para muestra, una de sus "bondades" sobre la obesidad. Las cosas claras...

domingo, 19 de octubre de 2008

Sucede y punto

¿Los monos se ríen? Tengo la teoría de que sí. ¿No lo hacen María Teresa Fernández de la Vega y Francisco Camps? Pues si ellos pueden, ¿por qué no los monos? Otra cosa es llegar a entender por qué nos hace gracia un mono riendo. ¿Por simpatía? Sí, claro, una respuesta fácil: "Mira tú, ¡¡qué simpático el mono!!". No cuela... ¿Porqué nos sorprende? Bueno, a mí me todavía me sorprende que Bush haya llegado a la Casa Blanca y puñetera la gracia que me hace... ¿Por qué será? ¿Por qué nos hace gracia?
O cuando vemos a alguien darse un porrazo o sufriendo tras una broma pesada, ¿por qué nos reímos de su infortunio? Lo dijo Freud: todos tenemos una parte sádica. Observen si no a sus suegras... Sin embargo, ese sadismo, por sí solo, no explica nuestra carcajeante reacción. Tal vez será por lo que tiene de imprevisto para quien lo sufre: "Este final no entraba en mis planes". Lo mismo debió pensar J.F.K... No, no le dio tiempo. En cualquier caso, nadie se ríe de lo que le ocurrió a J.F.K. 
Y ocurre lo mismo con los bebés. Vemos un bebé riéndose y nos reímos con él. ¿Por qué?
No le busquen un sentido a este tipo de reacción. No es necesario buscárselo, no lo tiene. Como la afición al McDonald's, sucede y punto.
Cosas muy diferentes son la comedia y el sentido del humor. Y de eso vamos a ocuparnos. Pero no ahora...


viernes, 17 de octubre de 2008

Un Capricho


Todo es un capricho. Todo. Por eso el humor es la única respuesta. Andy Kaufman lo sabía.