domingo, 19 de octubre de 2008

Sucede y punto

¿Los monos se ríen? Tengo la teoría de que sí. ¿No lo hacen María Teresa Fernández de la Vega y Francisco Camps? Pues si ellos pueden, ¿por qué no los monos? Otra cosa es llegar a entender por qué nos hace gracia un mono riendo. ¿Por simpatía? Sí, claro, una respuesta fácil: "Mira tú, ¡¡qué simpático el mono!!". No cuela... ¿Porqué nos sorprende? Bueno, a mí me todavía me sorprende que Bush haya llegado a la Casa Blanca y puñetera la gracia que me hace... ¿Por qué será? ¿Por qué nos hace gracia?
O cuando vemos a alguien darse un porrazo o sufriendo tras una broma pesada, ¿por qué nos reímos de su infortunio? Lo dijo Freud: todos tenemos una parte sádica. Observen si no a sus suegras... Sin embargo, ese sadismo, por sí solo, no explica nuestra carcajeante reacción. Tal vez será por lo que tiene de imprevisto para quien lo sufre: "Este final no entraba en mis planes". Lo mismo debió pensar J.F.K... No, no le dio tiempo. En cualquier caso, nadie se ríe de lo que le ocurrió a J.F.K. 
Y ocurre lo mismo con los bebés. Vemos un bebé riéndose y nos reímos con él. ¿Por qué?
No le busquen un sentido a este tipo de reacción. No es necesario buscárselo, no lo tiene. Como la afición al McDonald's, sucede y punto.
Cosas muy diferentes son la comedia y el sentido del humor. Y de eso vamos a ocuparnos. Pero no ahora...


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